Tomar perspectiva de las cosas que nos pasan en la vida es algo que veo una obligación más que una opción. Lo bueno es que si tienes un weblog es mucho más fácil, pero en esta ocasión no me ha hecho falta tirar de archivo para llegar a ciertas conclusiones sobre mi escribir o no escribir en la página. Básicamente todo se podría resumir en que en los últimos meses me han pasado tantas (no, mejor en mayúscula) TANTAS cosas, que a no ser que me asalte una horda de ninjas por San Bernardo, me creo que no tengo nada que contar, y no siempre es así.
Pero lo mejor de todo, atención, es que ni siquiera hace falta que pase nada!!! La clave, la síntesis, la reflexión, la madre del cordero lechal... escribir por escribir. Y ya. Pues en esas estamos.
Lo de escribir por escribir estará siempre condicionado en que la salud y mis extremidades sigan de mi lado porque, pongamos un suponer, que yo ayer voy a cortar un cartón pluma para presentar unas marquesinas a un cliente el cual está ya en la sala de reuniones, y que con las prisas me hundo el cutter a lo largo de 1 cm de mi dedo índice. Qué pasaría entonces? Pues nada, ya lo estais viendo. Si la cosa es echarle ganas... aunque bajo la venda mi dedo tenga una branquia.
Viendo que mi nuevo horario laboral me va a dejar bastante tiempo libre antes de cenar, me he apuntado (otra vez) al gimnasio. Está cerca de casa, no es caro y tiene un aliciente brutal que he descubierto hoy. Me pongo nervioso sólo de recordarlo... He visto a un tio con una sudadera del G.I.L. (Grupo Independiente Liberal), que para los que no estén muy duchos en Historia de España hay que decir que fue el partido político creado por Jesús Gil. Maravilloso.
Me ha faltado muy muy (muy muy) poco para pedirle que me la vendiera, pero es que algo me dice que si sigo por ahí me estoy buscando un problema.
Pero lo mejor de todo, atención, es que ni siquiera hace falta que pase nada!!! La clave, la síntesis, la reflexión, la madre del cordero lechal... escribir por escribir. Y ya. Pues en esas estamos.
Lo de escribir por escribir estará siempre condicionado en que la salud y mis extremidades sigan de mi lado porque, pongamos un suponer, que yo ayer voy a cortar un cartón pluma para presentar unas marquesinas a un cliente el cual está ya en la sala de reuniones, y que con las prisas me hundo el cutter a lo largo de 1 cm de mi dedo índice. Qué pasaría entonces? Pues nada, ya lo estais viendo. Si la cosa es echarle ganas... aunque bajo la venda mi dedo tenga una branquia.
Viendo que mi nuevo horario laboral me va a dejar bastante tiempo libre antes de cenar, me he apuntado (otra vez) al gimnasio. Está cerca de casa, no es caro y tiene un aliciente brutal que he descubierto hoy. Me pongo nervioso sólo de recordarlo... He visto a un tio con una sudadera del G.I.L. (Grupo Independiente Liberal), que para los que no estén muy duchos en Historia de España hay que decir que fue el partido político creado por Jesús Gil. Maravilloso.
Me ha faltado muy muy (muy muy) poco para pedirle que me la vendiera, pero es que algo me dice que si sigo por ahí me estoy buscando un problema.
¿Qué hago?
[Escuchando: Fu Montage - Terence Blanchard - 25th Hour (5:05)]
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