El 2008 fue una cuesta arriba agotadora y gigantesca, tanto que acabó en enero de este año cuando mi tía Pilar se fue para siempre. Ese mismo momento fue el punto de inflexión en el que todo pareció empezar de nuevo. Su muerte supuso reencontrarme emocionalmente con mi familia de Canarias, volver a sentirles cerca otra vez.
Después, en abril, me fui a vivir con Paula. Es realmente difícil explicar lo importante que ha sido esto para mi, pero bueno, esforzándome en describir lo imposible, abriendo mis sentimientos en canal y volcando mi alma… lo haré:
Mucho.
En mayo llegó el despido de Remo, seguido de las mejores vacaciones de mi vida y en septiembre me hago socio de El Hombre con Dos Cerebros. Lo mismo en un año el negocio se ha ido a la mierda y estoy de reponedor en Lidl, pero a día de hoy siento que todo encaja a la perfección. No creo demasiado en la suerte, pero tengo la sensación de que este año todo ha salido especialmente bien.
Estos serían los grandes hitos del 2009, pero han pasado más cosas.
En enero estuve en Nueva York. Ha sido la cuarta vez y me sigue sabiendo a poco.
Ni siquiera fui capaz a la vuelta de escribir sobre el viaje, qué había hecho, qué me había parecido, sitios nuevos que haya podido conocer… Lo más significativo es que, a pesar de que llegamos allí el 6 de enero, seguía estando puesta toda la decoración navideña. Esto incluye el árbol del Rockefeller Center & Pista de patinaje. Llegar allí de noche y que justo esté sonando Sinatra… pelos de punta.
Más cosas? Ver la ciudad nevada. Central Park blanco. Y el musical Gipsy. (Cova cuando lea esto último asentirá con entusiasmo). Se abre el telón y aún no hay actores, tan sólo una orquesta tocando esto.
En nuestro caso, sin John Williams.
En lo referente al viaje todo esto sería lo anecdótico. Lo personal, la manera en la que esta ciudad me afecta, me da demasiado pudor escribirlo en público.
Otro día sigo repasando el año. A ser posible antes del 31.
(0) Comments
Publicar un comentario